El hallazgo de un nuevo silo en la Cova de les Bruixes revela que la zona funcionaba como despensa de cereales de los pobladores islámicos de El Poble Nou de Benitatxell.

También se han desenterrado los cimientos de un robusto muro, restos de pavimento de tierra pisada y una jamba de una puerta. Todas estas estructuras podrían pertenecer a una alquería islámica.

Las excavaciones arqueológicas del yacimiento de la cova de les Bruixes de El Poble Nou de Benitatxell siguen deparando importantes hallazgos. Los arqueólogos acaban de descubrir un nuevo silo de cereales de época andalusi, datado en el siglo XII, en cuyo interior han encontrado gran cantidad de restos de fauna (huesos de cabra y conejo) animales que formaban parte de la dieta de las poblaciones andaludíes que habitaron en el Tossal de l’Abiar.

“El nuevo depósito que ha salido a la luz confirma la potencia de esta zona como defensa cerealística de los pobladores del Poble Nou de Benitatxell en los siglos XII y XIII. De hecho no se descarta que salgan a la luz muchos más” ha destacado el concejal de Cultura, Manolo Segarra. También en esta campaña de excavaciones que dirigen los arqueólogos Ana Viciach y Miguel Sánchez Signes, se han desenterrado los cimientos de un robusto muro, restos de pavimento de tierra pisada y una jamba de una puerta. Todas estas estructuras podrían pertenecer a una alquería islámica.

La Cova de les Bruixes, un yacimiento de época ibero romana y andalusí, de nombre que delata un pasado esotérico y mágico, ha registrado ocupaciones desde hace 2.200 años. Se han hallado restos íberos y andalusíes. En 2001, ya se llevó a cabo una intervención arqueológica y se hallaron cerámicas íberas pintadas, sigillatas y vasijas importadas de la Campania italiana. La excavación del 2016, impulsada por la concejalía de Cultura, sacó a la luz una alquería andalusí, es decir, una agrupación familiar, por lo general, de 5 o 6 casas además de diferentes construcciones relacionadas con las actividades agropecuarias en las que se basaría su economía. Hallaron un aprisco en el que los pastores guardaban el ganado en el periodo ibérico, romano e hispanomusulmán. Y ahora consolidan un nuevo silo de cereales vinculado a la alquería andalusí.